viernes, 17 de julio de 2015

5 trucos para correr tu primer maratón sin esfuerzo en solamente 4 semanas partiendo de cero que te cambiarán la vida.

¡Enga ya, hombre!

Espero que usted no haya llegado aquí pensando que realmente iba a encontrar algo tan imposible como lo que sugiere el título del artículo. Trucos. Rapidez, Ausencia de esfuerzo. Aprendizaje relámpago. Profundos cambios vitales y epifanías llegadas desde un enlace de Internet...

Pero bueno, ¿Estamos tontos o qué?

Pero seguramente a estas alturas ustedes ya estarán acostumbrados a encontrarse con este marketing "Pedro y el lobo" que funciona las primeras veces y, gradualmente pierde fuerza y se deshincha, por más que nos diga que "no te lo vas a creer", que "la quinta foto es la mejor" o que "a mi me ha cambiado la vida". Mensajes que prometen lo increible, lo bueno, bonito y barato, lo fácil y rápido. ¡No podrás creerlo! Promesas de cosas sorprendentes que llegarán, eso si, después de pinchar el enlace y atraer el tráfico web hacia lo que viene a ser técnicamente una MPP ("una mierda pinchada en un palo") o, simplemente, "un truño de noticia" cuando no una estafa o un malware que nos la lía parda.

Hubo un tiempo que ejercí, entre otras funciones, como orientador laboral ocasionalmente y me encontré algún inquietante y perturbador caso (afortunadamente no era el de la mayoría) en que había gente que solicitaba empleos que no requiriesen esfuerzo físico ni mental, bien remunerados y con jornada corta y flexible. Eran además solicitados por algunas personas con escasa formación, experiencia laboral, talentos naturales y, en general, cualificación profesional que, además, siempre estaban ocupadísimos para hacer una entrevista de trabajo y exigían a los empleadores potenciales que se adaptasen a su disponibilidad para "concederles audiencia".

La carta a los reyes magos. Pensar fuerte y no hacer nada, pero desearlo con ganas y en conexión con el Universo, la Madre Naturaleza o esperando el Karma, que como el cartero, siempre llama dos veces.

Metáfora de un karma en forma de empotrador que te va a dar lo tuyo...
...si lo pides a los reyes magos...
Queremos soluciones milagrosas, progresar sin esforzarnos, gimnasios con aparatitos a los que "enchuflarse" y que hagan el trabajo por ti. Suplementos, aminoácidos milagrosos (por otro lado, presentes en las proteínas de una tortilla francesa que nuestro cuerpo se encarga en extraer gratis durante el proceso digestivo) y atajos sintácticos para tardar menos en decir las cosas en 140 caracteres (el problema es que se acaba diciendo otra cosa).

Vemos cada vez más programas de televisión en el que un "listo" compra algo, le hace una ñapa y lo vende con jugosos beneficios. Un coche, una moto, un almacén abandonado... Darse un paseo, pujar y ganar pasta sin doblar el espinazo, comprando a diez y vendiendo a veinte. Será que el resto son tontos que no hacen lo mismo y están con las hipotecas hasta el cuello.

Por eso, aunque el running se ponga de moda, ser corredor/a no tanto. Calzarse un maratón, por el asfalto o por la montaña no es fácil, no lo regalan, no se prepara en dos días y sin asignarle una cierta prioridad. Y duele. Y hace calor (luego hará frío). El entrenamiento es un proceso de adaptación y si no es, como mínimo, incómodo, no se produce ningún cambio. Hay que supeditar la comodidad inmediata a la consecución del objetivo que se persigue y eso... no está tan de moda como parece.

Dietas milagrosas, pierde diez kilos sin esfuerzo con este sencillo truco...

Gana dinero con este sencillo truco...

Cursos cortos, sencillos, divertidos, donde se aprende un güebo y que cuando los haces cómodamente desde casa, haciendo los ejercicios con un cutipaste de la wikipedia, te van a buscar a la puerta con un contrato maravilloso, muy bien pagado y con excelentes condiciones de trabajo...

Lugares secretos y con encanto que nadie conoce y que te vamos a contar, a ti, que pinchas en el enlace y a nadie más...

Te regalo dinero, chicas que te esperan, alarga tu miembro viril, triunfa en los negocios, acaba con las injusticias del mundo haciendo click en un botón, aprende idiomas en dos días, rejuvenece milagrosamente, come alimentos mágicos que curan el cáncer... nuestra sociedad no está hecha de gente que corre, aunque el running esté de moda.

Platón habla de la "segunda navegación" cuando se hace filosofía. La filosofía requiere esfuerzo, entrenamiento, profundizar, extenderse, volver atrás, dar saltos al vacío, probar cosas. Pensar no es "tener ocurrencias", es aprender técnica y entrenar la cabeza para luchar contra los problemas que nos suponen una urgencia vital su resolución. Filosofar es parecido a correr. No es algo que vaya a estar nunca de moda, porque requiere esfuerzo y dolor, persistencia y continuidad.

Así que, nada de trucos. ¡A entrenar cabrones!

Represéntate hombres en una morada subterránea en forma de caverna, que tiene la entrada abierta, en toda su extensión, a la luz. En ella están desde niños con las piernas y el cuello encadenados, de modo que deben permanecer allí y mirar sólo delante de ellos, porque las cadenas les impiden girar en derredor la cabeza. Más arriba y más lejos se halla la luz de un fuego que brilla detrás de ellos; y entre el fuego y los prisioneros hay un camino más alto, junto al cual imagínate un tabique construido de lado a lado, como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para mostrar, por encima del biombo, los muñecos [...] del otro lado del tabique, pasan hombres que llevan toda clase de utensilios y figurillas de hombres y otros animales, hechos en piedra y madera y de diversas clases; y entre los que pasan unos hablan y otros callan.
[...]
Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas y de una curación de su ignorancia, qué pasaría si naturalmente les ocurriese esto: que uno de ellos fuera liberado y forzado a levantarse de repente, volver el cuello y marchar mirando a la luz, y al hacer todo esto, sufriera y a causa del encandilamiento fuera incapaz de percibir aquellas cosas cuyas sombras había visto antes. ¿Qué piensas que respondería si se le dijese que lo que había visto antes eran fruslerías y que ahora, en cambio está más próximo a lo real, vuelto hacia cosas más reales y que mira correctamente? Y si se le mostrara cada uno de los objetos que pasan del otro lado del tabique y se le obligara a contestar preguntas sobre lo que son, ¿no piensas que se sentirá en dificultades y que considerará que las cosas que antes veía eran más verdaderas que las que se le muestran ahora? [...] Y si se le forzara a mirar hacia la luz misma, ¿no le dolerían los ojos y trataría de eludirla, volviéndose hacia aquellas cosas que podía percibir, por considerar que éstas son realmente más claras que las que se le muestran?
Platón, La República 

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