lunes, 30 de junio de 2014

Gran Trail de Peñalara, GT60K (Primera parte): La voluntad


Casi unánimemente se acepta que la "buena voluntad" es el cimiento de una conducta ética. Es decir, que hacer las cosas con buenas intenciones es lo que distingue al bien del mal.

El sábado en Miraflores de la Sierra tocó salir a correr el Trail Peñalara 60K que, como su nombre no indica, es una carrera de ultradistancia de sesenta y tres kilómetros y casi tres mil metros de desnivel positivo acumulado con dos tramos muy diferenciados. Una primera parte rápida y "pistera" por la que se puede ir muy cómodamente, y una segunda técnica e incluso muy técnica, con canchales, traileras pedregosas, raíces y, todo el camino, subiendo o bajando hasta llegar a Navacerrada.

Correr por Peñalara cuesta trabajo, que si cuesta p'arriba, que si cuesta p'abjo
A pesar de la idea de la buena voluntad como criterio de bondad ¿Quién actúa a sabiendas de que lo que hace está mal? ¿Quién cree que no está justificado lo que hace? Al final incluso quien actúa sintiéndose culpable, avergonzadamente o cargando con el peso de una educación que va en contra de como ha decidido actuar, puede dar motivos de por qué lo hace o lo ha hecho así. Aunque después se arrepienta. El sentimiento de culpa no distingue las malas acciones ni a las malas personas. Más bien parece que es la frialdad, el actuar sin remordimientos o desde un discurso estructurado para justificarse (religioso, psiquiátrico, psicológico, político...) que puede haber más "mala voluntad". Alguien así puede ser igual o aún peor espécimen moral que quien siente dudas y remordimientos constantemente. Puede dar forma de "necesidad lógica" a lo que decide hacer, llegando en el colmo del psicologicismo a servirle con un yo es que soy así racionalizado o intelectualizado desde el diván de Freud (o alternativas) a lo que hay que explicar desde una justificación moral. Incluso se llega a dar razones desde la necesidad histórica a las peores formas de terrorismo contra un estado legítimo o de represión política hacia las libertades por parte de dictadores y sus siempre presentes (inevitablemente) simpatizantes de mente estrecha e inteligencia desperdiciada.

El fin de semana se movilizaron infinidad de "voluntarios" para ayudar a que se realizase el Gran Trail de Peñalara y las carreras hermanas que la acompañan. La palabra voluntario tiene que ver con el concepto traído a colación de "voluntad". Las personas voluntarias no reciben una contraprestación económica por su trabajo. Regalan su fuerza de trabajo en base a una buena voluntad que, por supuesto, les suponemos.

Todo bien preparado la noche anterior, para no pasar nervios antes de la carrera.
Fueron voluntarios los que nos dieron el viernes el dorsal, el "chip" y el resto de la "bolsa del corredor" en la sede del RSEA Peñalara y los que organizaron la salida. personas que, solo por su "voluntad", sin pedir dinero a cambio, robaron horas a su descanso y a su ocio para que la carrera pudiera salir adelante.

Listos para tomar la salida. 
He pasado gran parte de mi vida siendo voluntario, sobre todo en el ámbito social. Como cuidador y acompañante de personas con discapacidad, como monitor y educador con infancia y juventud, como formador de educadores en mi escuela de animación y, últimamente, echando una mano en lo que puedo en eventos deportivos, para devolver lo que recibo de esa gente que está ahí cuando yo corro. Si una cosa me ha enseñado mi experiencia como voluntario, como formador de voluntarios y coordinador de voluntarios es que la "buena voluntad" está bien, pero no es suficiente. Hay que esforzarse, hay que saber hacer las cosas o, simplemente, preguntar cómo  se hace lo que uno no sabe o no está acostumbrado a hacer. Por eso puedo decir que este año ha habido un voluntariado ejemplar y excelente (quizá escaso) y quisiera mandarles a todos mi agradecimiento por su labor en la carrera.

Y por cierto, hablando de todo un poco y de la escasez de voluntariado en las carerras, que la cosa salga bien en una prueba así depende de que la gente que se compromete luego no deje tirada a la organización como ocurrió con muchas personas en la Madrid Segovia el año pasado, por lo que os animo desde aquí a que os apuntéis para ayudar en la carrera del 20 de septiembre y que, una vez hecho el trámite, asumáis el compromiso, porque contarán con vuestra "buena voluntad" para que otros tengan (si sois corredores) lo que habitualmente os dan quienes están pendientes en vuestra carrera. Ser voluntarios y tratar de hacerlo lo mejor posible con cada persona que pasa es una de las cosas más satisfactorias que se experimentan como corredor según un amplio consenso y del que doy fe. No lo dejéis pasar, que si es para correr todo el  mundo es una bala para apuntarse a las carreras por Internet (y cada vez más). Hacedlo aquí mismo. Yo allí estaré un año más. Y si no sois corredores, animaos también. Conoceréis el mundo de la carrera desde dentro. Un espectáculo deportivo mucho más interesante que ver un partido de fúrgol desde el palco de un estadio de primera división.

CONTINUARÁ....


viernes, 20 de junio de 2014

Esperando la Tercera

Tuvo una visión fugaz de nubes turbulentas, en medio de las cuales se erguían torres y murallas altas como colinas, levantadas sobre el poderoso trono de la montaña por encima de fosos insondables; vastos patios y mazmorras, y prisiones de muros ciegos y verticales como acantilados, y puertas entreabiertas de acero y adamante; y de pronto todo desapareció. Se desmoronaron las torres y se hundieron las montañas; los muros se resquebrajaron, derrumbándose en escombros; trepó el humo en espirales, y unos grandes chorros de vapor se encresparon, estrellándose como la cresta impetuosa de una ola, para volcarse en espuma sobre la tierra. Y entonces, por fin, llegó un rumor sordo y prolongado que creció y creció hasta transformarse en un estruendo y en un estrépito ensordecedor; tembló la tierra, la llanura se hinchó y se agrietó, y el Orodruin vaciló. Y por la cresta hendida vomitó ríos de fuego. Estriados de relámpagos, atronaron los cielos. Restallando como furiosos latigazos, cayó un torrente de lluvia negra. Y al corazón mismo de la tempestad, con un grito que traspasó todos los otros ruidos, desgarrando las nubes, llegaron los Nazgül; y atrapados como dardos incandescentes en la vorágine de fuego de las montañas y los cielos, crepitaron, se consumieron, y desaparecieron.
J.R.R.Tolkien 
Me dijeron ayer que parece que casi no escribo sobre correr, que me voy por "los cerros de Úbeda" y acabo hablando de otros temas enseguida. No puede ser, tengo que hacer propósito de enmienda y hablar de alguna ruta de trail running antes de que alguien piense que para mi eso eso secundario al elaborar entradas para mi blog.

Este espacio, el blog, fue creado para dar a conocer la ruta (la Remontada Infernal) que va desde la desembocadura del río Manzanares hasta su nacimiento, de Rivas a Navacerrada, por sendas corribles y cercanas al río en todo momento menos en el punto en el que, por pasar por los terrenos que ocupa la residencia del jefe del estado, debe rodear los enormes recintos y las hectáreas de coto de caza real que se le reservan.


Repasemos la ruta, acompañándola de hechos históricos. En dos ocasiones hemos hecho quedada para recorrerla entera. Como estamos deseando que llegue la Tercera (ya suponéis la Tercera "qué"), nos puede venir bien.

Desembocadura del Manzanares en el Jarama, en el municipio de Rivas.



Recorreremos los primeros kilómetros sobre un suelo empapado en sangre durante la Batalla del Jarama, batalla que enfrentó, de una parte, a los golpistas y sus aliados del Eje Berlín-Roma, la Alemania nazi de Hitler y la Italia fascista de Musolini, con la ayuda siempre presente de tropas mercenarias marroquíes, la "guardia mora", contra el ejército de la Segunda República, gobernada democráticamente por el sistema de sufragio universal. Allí se desparramaron Panzer I con la cruz esvástica pintada bajo los morteros de las Brigadas Internacionales, allí murieron chavales de ambos bandos por culpa de esa lacra que asoló Europa en los años treinta del siglo veinte, las dictaduras totalitarias que trataron de acabar con las democracias. Allí se representó el prólogo sangriento a la Segunda Guerra Mundial. A nuestra derecha aún se pueden distinguir restos de fortificaciones republicanas según corremos en suave pendiente cuesta arriba. Hablemos de correr.


Se me olvidaba, el jefe del estado actual vive en la parte del recorrido por la que no podemos pasar corriendo, el monte del Pardo, porque fue elegida como residencia por el dictador que gobernó el país tras el golpe y la guerra y las personas de él eligió como sucesores, sus herederos, otros casi tantos tras su muerte, los reyes borbones.

Llegamos a Madrid








A nuestra derecha, vemos la catedral de la Almudena donde se casó el rey Felipe VI y último. Último de ese nombre, quería decir... último rey, querría decir algún día. Vemos el Palacio Real, desde el que sale el camino, la "Senda Real", que llevaba del Real Alcazar de Madrid al palacio de El Pardo en el siglo XV, actual GR-124 que lleva directamente desde la Glorieta de Principe Pío hasta Manzanares "el Real", real sitio de Manzanares no en el sentido ontológico, como objeto que tiene existencia más allá de su ser como objeto de nuestra conciencia, como una entidad por si misma, como opuesto a "irreal", como la votación que se ha hecho para elegir si queríamos los españoles un rey, sino "real" en sentido político por ser territorio propiedad de la corona en tiempos de Alfonso X. El patrimonio de los reyes nunca ha sido desdeñable. No nos consta que ningún monarca fuese corriendo nunca por la Senda Real (veis, seguimos hablando de trail running, para que luego digáis). No lejos de palacio real se ha entronizado recientemente, por la gracia de Dios, por la decisión del aliado de Hitler, el nuevo guey para sustituir al anterior, ya en avanzado estado de desgaste.

Del Puente de los Franceses a El Pardo






Pasamos el puente de los Franceses, llamado así por la nacionalidad de sus constructores, donde se estableció una linea defensiva durante la Batalla de la Ciudad Universitaria para frenar el avance de las tropas franquistas. Seguimos chapoteando en un suelo cubierto de sangre por la historia.

Más tarde el camino nos lleva ante la residencia del presidente del gobierno, el Palacio de la Moncloa, donde, aunque no en este momento, han residido y han aspirado a residir ilustres repúblicanos como Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero o Alfredo Rubalcaba, todos los cuales se han significado últimamente por su cercanía a la ideología de su partido, a sus bases y a sus votantes durante el proceso de abdicación. Un partido moderno, para el siglo XXI. Como el Concordato con el Vaticano, vamos.

Finalmente llegamos al Pardo, donde una valla nos cortará el paso si queremos continuar río arriba y nos tocará rodear la tapia que, junto a la guardia pretoriana, protege los cotos de uso exclusivo del monarca.

Pero se acerca la Tercera, la III Remontada Infernal. Algún día, pronto, antes de lo que nos pensamos, vamos a subir el río por la vereda, como ciudadanos que no son súbditos de nadie, como una democracia en la que se elige por mayoría, por sufragio universal, al jefe del estado.

¡A por la Tercera! ¡Viva la Tercera!

¡Cantad ahora, oh gente de la Torre de Anor,porque el Reino de Sauron ha sucumbido para siempre,y la Torre Oscura ha sido derruida!¡Cantad y regocijaos, oh gente de la Torre de Guardia,pues no habéis vigilado en vano,y la Puerta Negra ha sido destruida,[...]!

lunes, 16 de junio de 2014

Anticipaciones

La vida es una serie de colisiones con el futuro; no es una suma de lo que hemos sido, sino de lo que anhelamos ser. 
Ortega y Gasset
Según Ortega y Gasset la vida no está nunca decidida, está llena de posibilidades y de imprevistos, vivir es un problema a resolver constantemente. Es por eso que hay que tomar decisiones a cada instante, decidir entre un conjunto finito de elecciones que se me dan en cada momento. Vivir es anticipar, vivir es hacer proyecto. Cuantas menos posibilidades tenga, o me plantee, menos libre seré. El conjunto finito de posibilidades está condicionado por muchos factores, incluyendo la imaginación de la que se disponga, qué hayas leído y estudiado, cuanto control tengas sobre tus miedos y, también, claro, del dinero y del tiempo libre que se tenga. La libertad no es igual para todo el mundo. Hay personas que, seguramente, a lo largo de su vida no hacen casi ninguna elección y siguen la senda de máxima probabilidad y menor resistencia que se va abriendo ante ellos, sin girar a derecha o izquierda, sin agobiarse tomando la responsabilidad sobre su propia vida.

Cima de Peñalara desde la Morcuera. Parece lejana y lo está.
La moda de "vivir el presente", de olvidar el pasado, de ignorar el futuro, fuera de un ejercicio de meditación o de una clase de yoga, con inicio y fin, es una receta suicida. Es la desaparición de la identidad y lleva a la inmovilización. Quizá a quedarse inmovilizado es una pose estética muy atractiva, pero es una renuncia al análisis y la planificación. Una renuncia al cambio, a nuestra más profunda esencia como seres humanos. Por otro lado, vivir el presente, no pensar en el futuro es algo que siempre nos agradecerán quienes juegan la partida de la vida con las cartas marcadas por derecho de nacimiento, quienes han acumulado (ellas o sus antepasados) el trabajo de otras personas en forma de capital y que pueden seguir permitiéndose comprar nuestro tiempo de labor para generarles más riquezas (la suya aumenta, la nuestra globalmente no cambia), repartiendo una pequeña parte de ellas a cambio del esfuerzo diario, porque una vez está creada la desigualdad, ya el mecanismo que la mantiene es ciego y no permite que se cambien las reglas fácilmente (ahí va un pequeño curso condensado de marxismo con lo más fundamental), en realidad las "estructuras" que crean las "reglas de juego" son las que, necesariamente, surgen de un reparto inicial desigual que luego se perpetúa.

Seguimos los entrenamientos para el Trail Peñalara 60K, la prueba "pequeña" del Gran Trail Peñalara. Este año con un trazado nuevo y atractivo. Tan atractivo que nos ha atraído, de hecho, hasta él. En dos semanas saldremos de Miraflores hacia el puerto de la Morcuera (o Morcuese, como puntualizaría Jorge Urueña), bajaremos, corriendo pero prudentemente, hasta Rascafría, para enfrentar la larga pared que supone el Puerto del Reventón, el Risco de Claveles y la cima de Peñalara. Después, territorio ya muy hollado por nuestros entrenamientos de guadarramistas, bajar al puerto de Cotos, subir bajo un probable sol de justicia la Loma del Noruego para buscar las sombras del valle de la Barranca camino del pueblo de Navacerrada, sesenta y dos kilómetros y medio día después de tomar la salida.

Anne en la Morcuera, posando en "estampa".
Faltan una cabras al amanecer para completar la imagen.
Un error habitual es hacer entrenamientos "destructivos", es decir, que para prepararse un maratón se corra una semana antes treinta kilómetros a tope o para un ultratrail largo se haga cada semana un ultratrail corto. No es necesario. El cuerpo no es capaz de asimilar mucho más de hora y media de ejercicio seguido. El resto sirve, eso si, para "enseñarle" a regular las fuerzas, a enfrentarse a las sensaciones, sirve para ir perdiendo el michelín que tanto pesa en la competición.

Por eso decidimos que lo más práctico era hacer, en lugar de un "superentrenamiento" largo el sábado y uno más relajado el domingo, hacer dos medianos. El sábado un primer acercamiento al recorrido subiendo la Morcuera y bajando a Rascafría y el domingo un triángulo por Cercedilla un poco más técnico, para mejorar la técnica de bajada, con vértices en Cercedilla, puerto de Navecerrada y puerto de la Fuenfría. El itinerario elegido fue subir sobre los pasos del Maratón Alpino Madrileño, por el camino del Calvario, la clásica senda Schmidt, hasta Collado Ventoso y bajar por el otro lado de los Siete Picos, por la carretera de la República (¡Qué viva!) hasta alcanzar la Calzada Romana de iba de Cercedilla a Segovia y sobre la que se empedró, atrochando, más tarde la Senda Borbónica con la que muchos la confunden.

Reponiéndose en la Feria de la Tapa de Alcobendas.
Minihamburguesa de rabo de toro con guarnición. Brutal.
Hacemos planes y planes en los planes de los planes, porque, afortunadamente, no vivimos en el presente, sino en el futuro y, gracias a ello, el actual presente es el que es. Un momento feliz y dulce como una hamburguesa de rabo de toro con cebolla caramelizada. No, mucho más dulce.

En el plan de correr el Ultra Trail del Mont Blanc está el correr el Trail Peñalara, y otras cosas de las que por ahora no digo más como el idiot trail camp trainning de agosto por nuestra sierra. Para el plan de dentro de dos semanas trabajamos cada día, estos cuatro últimos subiendo y bajando por todas partes corriendo. Pero ya queda menos. El jueves último exceso montañero y a descansar... descanso activo, claro, para llegar lo mejor posible a la cita. Porque para obtener resultados, hay que trabajar.
No somos disparados a la existencia como una bala de fusil cuya trayectoria está absolutamente determinada. Es falso decir que lo que nos determina son las circunstancias. Al contrario, las circunstancias son el dilema ante el cual tenemos que decidirnos. Pero el que decide es nuestro carácter. 
Ortega.

martes, 3 de junio de 2014

A nuestra Bola

Que se pasee Narciso
Con un cuello en paraíso,

Bien puede ser;
Más que no sea notorio
Que anda el cuerpo en pulgatorio,

No puede ser.
Luis de Góngora
El fin de semana estuvimos de voluntarios en el Maratón Alpino Madrileño. El MAM fue mi primera carrera de montaña como voluntario en 2006 y mi primera carrera de montaña como corredor en 2007. Desde entonces ningún año, como voluntario o en cinco ocasiones como corredor he faltado a mi cita. El año que viene, si todo va bien y otro compromiso no se cruza, juntaré mi décima camiseta de algodón, espero que como corredor. También espero que de una maldita vez regalen una camiseta con la se pueda correr.

Uno no va a estas cosas a por la camiseta. A estas alturas de la película no nos falta una que ponernos. Se agradece muchas veces que sea una de algodón para usarla con unos vaqueros, que ya juntamos una barbaridad de acrílicas que no nos ponemos nunca. Pero la cuestión es que es una de esas pruebas de las que quieres tener un "trofeo" que lucir. Se hecha en falta poder correr por ahí con una prenda del Maratón Alpino Madrileño (y hacer publicidad de la carrera, igual que se ven las de otros en "el Alpino". Siempre se han echado en falta algunos de estos detalles en la carrera, de planteamiento muy espartano, muy de los años noventa. Junto a las medallas de finisher de todos los maratones que he corrido no se ve ninguna correspondiente a los cinco MAM. Es del único maratón del que no tengo ese, aparentemente absurdo, detallito.

Foto
Equipazo en el avituallamiento del segundo paso por Bola del Mundo. Con Anne Souplet y Sonia Cabeza.
Pero nos hemos quedado con ganas de más. Teníamos que volver a correr por allí lo antes posible. Ver pasar a los corredores, no a los de delante, que son unos "máquinas", pero con los que no me identifico, ni a los que les siguen, los semiprofesionales, que se dejan el alma y van al límite de sus fuerzas, sino a los de detrás de esos. Los que llegan con fuerzas a ese kilómetro 31 (¿33? Posiblemente el maratón peor medido del mundo). Los que aparecen bromeando y sabes que van a finalizar con una sonrisa de satisfacción, con las piernas hechas polvo del esfuerzo, y habiendo pasado con margen suficiente los cierres de control, pero con la cabeza limpia de cualquier sufrimiento.

Ver pasar a estos corredores da mucha envidia.

Según Tomás de Aquino, el filósofo (no Santo Tomás, el santo dominico... si, los dos son el mismo, pero a mi me interesa el pensamiento filosófico del autor, no su canonización y casi deificación posterior por parte de fanáticos neotomistas, que se me atragantan). Según el Aquinate, "El plebeyo no tiene envidia del Rey, ni el Rey la tiene del plebeyo. Dase, pues, la envidia entre los iguales, o entre los mayores, cuya mayoría no es muy distante de la condición o clase del envidioso". En la misma idea ahonda el siempre simpatico David Hume afirmando que "La envidia nace de una superioridad en los otros, pero es observable que no es la gran desproporción entre nosotros lo que provoca la pasión, sino, al contrario, nuestra proximidad. Una gran desproporción interrumpe la relación de las ideas". En nuestro caso, envidia sana. Es decir, el deseo de ser nosotros los que estuviésemos en el lugar de los corredores que veíamos pasar a pesar de que, en otras ocasiones, éramos nosotros, no el deseo de que los otros padeciesen la desgracia de no poder correr. Lo que separa la envidia sana de la morbosa es que en una queremos elevar nuestra condición hasta la del modelo que nos inspira el sentimiento y, en la otra, igualar y mejor superar la suerte con nuestro objeto de envidia, si es necesario, a costa de su desgracia.

Así que a las 15:30 p.m. estábamos en el aparcamiento del hotel la Barranca, listos para hacer una ruta que conocíamos por tramos, de otras carreras, pero que no habíamos hecho hasta ahora toda reunida en un entrenamiento. La idea era subir por el recorrido del Kilómetro Vertical de la Barranca hasta el Alto de Guarramillas (Bola del mundo), bajar por la Loma del Noruego, trazado del Maratón Alpino Madrileño, hacia el Puerto de Cotos y, desde allí, hacer los últimos doce kilómetros, inéditos, del TP60, la carrera "cortita" de sesenta y dos kilómetros que se realiza junto al terrible Gran Trail de Peñalara. La prueba para "chupetines", subiendo de nuevo la Loma del Noruego, por el antiguo trazado del MAM, para después virar por la pista que baja al puerto de Navacerrada hasta el Collado del Emburriadero y bajar por "la tubería", en paralelo a la "Cuerda de las Cabrillas" hasta volver de nuevo al punto de salida.

Hablando de cabrillas.


Nos viene a saludar esta insolente. Teniendo en cuenta que en el día a día recibo frecuentes visitas de personas humanas (por los pelos) que merecerían recibir epítetos tomando el nombre de este animal, pero en grado superlativo absoluto y con énfasis, es un agradable cambio, porque de cabronaz@s de dos patas ya voy servido. En próximas entradas abordaremos cuestiones filosóficas entorno al cabronismo, la envidia insana y, por qué no decirlo, del hijoputismo y las estrategias de afrontamiento que se pueden implementar para salir con cordura de ello para remontar por la vida.

Espectacular vista. La sierra y alguna de sus visitas, más bella que nunca, ella.
Aún nos reservará una sorpresa mayúscula la jornada, en forma de buitre de aproximadamente dos metros de envergadura que remontará el vuelo delante de nosotros a apenas diez metros, dejándonos sin habla. No hay foto. En esos casos no hay tiempo, y si lo hubiese quizá no merecería la pena estropear el momento para poder compartirlo. Si que hubiésemos podido retratar la serpiente de escalera de medio metro que, en mitad del camino y seguramente haciendo la digestión de algún bichillo, nos dio un buen susto. Una completa visita al zoo con la inevitable presencia de otros animales bestias como vacas y alborotadísimos insectos, tábanos y moscas, que parecían sugerir una tormenta que tuvimos la suerte de no padecer. Cuando los bichos andan revueltos, por algo suele ser. Todo tipo de bichos, incluyendo, como dice la canción, las "ratas de dos patas".

No se si se me nota un cierto resquemor. Si no se me nota, que sepáis que lo siento (el resquemor). Si se me nota, lo siento (perdonadme), tiene que ver, me temo, con la presencia figurada de caprinos en mi entorno.

Gran entrenamiento en la mejor compañía posible, aunque sufriendo ya en la bajada de vuelta, primero por la dureza de la pista de cemento, después por la dificultad técnica de la trailera, y al final porque ya el cansancio hacía duro rematar el trabajo.

Pero siempre vale la pena alejarse de la miseria y los miserables para ir en busca de la montaña y sus habitantes. En soledad o en buena compañía aún mejor. Yendo "a nuestra Bola" (del Mundo).

Al fondo, el Alto de Guarramillas, Bola del Mundo





lunes, 2 de junio de 2014

Abdicación en el Km. Vertical de la Barranca

Abdico, me paso al padel.

Hace quince días he corrido el UTSM y ayer el Kilómetro Vertical de la Barranca.

Una es una prueba de resistencia, con cerca de cuatro mil metros de desnivel positivo acumulado con sus bajadas correspondientes, repartidos a lo largo de ciento tres kilómetros. El otro, una prueba de solamente siete kilómetros con mil metros de desnivel positivo, sin bajada. Bueno, hay que bajar porque no te puedes quedar allí a vivir arriba cuando terminas, además en el Alto de Guarramillas hace siempre un frío que mata pingüinos. Pero el descenso es ya fuera de competición... salvo que seas de esos que tienen la competitividad tan metida en el cuerpo que se pican hasta con su sombra. En cualquier caso, ambas carreras suponen extremos opuestos en requerimiento físico. Una es una prueba diesel, donde marca la diferencia lo que reserves para los segundos cincuenta kilómetros y lo que logres retrasar la fatiga, la otra una competición explosiva, de darlo todo desde el principio hasta el final si tienes algo que dar, que no era mi caso. Por cierto, retrasar la fatiga al inicio de carrera y guardar fuerzas implica correr, si andas cincuenta kilómetros estás mucho más cansado que si mezclas inteligentemente caminar y trotar, e incluso correr algún tramo a un ritmo más vivo.

Bola del Mundo, la meta, vista desde Valdemartín (Wikipedia)
¿Por qué hace uno semejante tontería?

Sencillo. Me llegó un enlace a la carrera, entré en la página web, solamente para mirar, me tropecé, caí sobre el teclado y, de forma completamente accidental, me inscribí sin yo quererlo. A todo el mundo le ha pasado alguna vez.

Bueno, algo así, más o menos.

Y claro, una vez inscrito, hay que hacerla. Además me había recuperado excelentemente de la la última carrera y me servía de entrenamiento específico de la musculatura que se emplea en las subidas (cuádriceps, psoas, abdominales internos, glúteos, isquitibiales...) que son muy grandes y el cuerpo suele "devorarlos" en las carreras de ultratrail. Esto se llama "catabólisis" y es lo contrario del proceso de crecimiento muscular, la anabólisis, que os sonará de los "esteroides anabolizantes", una "drogaina" para tramposos que hace que los músculos crezcan y se pueda asimilar, por tanto, más entrenamiento. Durante las carreras de ultradistancia ocurre lo contrario. El cuerpo se come a si mismo para conseguir combustible y se pierde masa muscular. Por eso una buena gestión de la carrera y del periodo inmediatamente posterior puede suponer una diferencia de varios meses a la hora de recuperar la forma física.

Algo parecido a salir a una dictadura de cuarenta años de duración y no hacer las cosas bien desde un principio. Luego cuesta muchas décadas volver a estar en plena forma democrática, por mucho que se barnice con la brocha de la televisión, una capa tras otra, un modelo de transición que no fue ni ejemplar, ni modélico, ni lo mejor que se podría haber hecho. La recuperación de un desastre muscular, voluntario o accidental, de una lesión o de un ultratrail siempre es un proceso que no es sencillo, pero merece la pena acortar los tiempos de "transición" si es posible. Las transiciones largas se las dejamos a los que se inician en triatlón.

Bien, vamos a contar la carrera: salimos..., "to p´rriba"... y ya. Si, ya está. Como diría maese Spanjaard ¡Es solamente correr!

¿Sensaciones? Las normales: de dolor, de cansancio, de sufrimiento, pero no es nada épico. Lo hago porque me da la gana, nadie me obliga. Creo que tenemos que someter a revisión nuestra autoimagen como corredores de montaña. Tendemos a crear un discurso excesivamente épico y deberíamos reservarnos las palmaditas en la espalda para las ocasiones especiales, que para una persona puede ser acabar una San Silvestre y para otros hacerse mil kilómetros en autosuficiencia, descalzo y perseguido por una manada de lobos hambrientos por una estepa helada.

Lo del padel era broma, claro.

Arriba, esperando y animando y acompañándome por la bajada, Anne Souplet.
Hace un escaso año que nos conocimos en una carrera de montaña