viernes, 21 de febrero de 2014

El reverso Dunning-Kruger de la Fuerza

«La Fuerza es lo que le da al Jedi su poder. Es un campo de energía creado por todas las cosas vivientes. Nos rodea, nos penetra, y mantiene unida la Galaxia.» ― Obi-Wan Kenobi
«Mi aliada es la Fuerza y una poderosa aliada es, de la vida es la creadora, crecer la hace, su energía nos rodea a todos y nos une, luminosos seres somos, no esta bruta materia. Debes sentir la Fuerza a tu alrededor, aquí, entre tu y yo, y el árbol y la roca, incluso entre la tierra y la nave.» ― Maestro Yoda
El efecto Dunning-Kruger es un curioso fenómeno que nos rodea por todas partes. Como la "Fuerza" en el universo ficticio de Star Wars.

Se trata de una característica de los individuos "incompetentes". Estas personas sufren la ilusión de considerarse, paradógicamente, más inteligentes que las personas que están a su alrededor, especialmente más que las personas mejor preparadas, con mayores conocimientos, estudios y experiencia y cuyas argumentaciones rechazan, muy a menudo, simplemente porque no comprenden, ni están dispuestas a admitir que no comprenden, los fundamentos de otro discurso que no sea el suyo propio. Todo el mundo tenemos un poco de Dunning-Kruger. Siempre nos gustaría pensar que estamos por encima de la media intelectualmente, pero de vez en cuando nos asalta la duda de si es así. Eso debería tranquilizarnos, es lo normal. Lo que delata a un verdadero ejemplar de este rebaño en concreto es su complejo de superioridad. Nunca dudan de ellos mismos, nunca cambian de opinión, nunca se cuestionan sus creencias.

Uno de estos personajes siempre reacciona con violencia al ser interrogado, actuando a la defensiva y, cuanto más racional y argumentada sea la crítica que se les haga, más emocional e irracional será la respuesta, con argumentaciones ad hominem, dirigidas a desacreditar la autoridad de la persona que tienen enfrente y no tanto sus planteamientos que, por otro lado, algo en su interior les dice que no entienden. Si se parasen a discutir sobre argumentos ello podría dejarles en evidencia al meterse en jardines dialécticos.Viven como amenazante cualquier cosa que, muy de lejos, pueda acabar en algo que no sea darles la razón y experimentan esta amenza de forma muy paranoica por lo que en cualquier momento se pueden ver amenazadas por cualquier comentario inocente de un interlocutor. Algo que puede ser desconcertante para quien hace en su presencia cualquier afirmación que no encaje en su dogma. Detrás de ese complejo de superioridad subyace una compensación del conocimiento, más profundo, de la intuición de que están en un mundo que se escapa a su entendimiento y razón, que, en el fondo saben que son idiotas y que se les nota.

Los corredores no podemos creernos que corremos más rápido de lo que corremos. La competición nos pone a todos en nuestro sitio y las marcas y los registros nos obligan a aceptar la realidad aunque no nos guste. No hay corredores que tarden más de una hora en recorrer diez kilómetros o que acaben una maratón en más de cinco horas y que crean que corren mejor que la élite de Etiopía y Kenia juntas. En el plano intelectual, sin embargo, es posible construirse una fantasía ególatra equivalente. Quizá por esto lo de correr no es para gente que no sepa aceptar y conocer sus límites. Al final, por eso, siempre, fuera de la élite, el correr nos conduce hacia el autoconocimiento y a competir contra nosotros mismos. En una carrera larga la gente que te rodea no es tanto contra la que compites como el equipo en el que te vas a apoyar para poder resistir hasta llegar a la meta.

Un tortugo arrastrándose por la nieve, consciente de sus límites
Curiosamente las personas con altas capacidades intelectuales suelen ser conscientes de sus limitaciones y estar, incluso, acomplejadas frente a la inteligencia de los demás, por la que sienten una sana (o no) envidia, pero suelen cometer el error contrario al de las personas incompetentes. Tienden a sobrevalorar el intelecto de quienes tienen cerca y asumen, falsamente, que todo el mundo puede entender perfectamente sus argumentaciones, que la población general tiene un nivel de conocimientos culturales y científicos alto y una capacidad de abstracción normal. Que la mayoría de sus interlocutores están en condiciones de seguir un hilo argumentativo y que pueden detectar, con solo escucharla, una falacia o un error. Tienden a comunicarse, por lo tanto, asumiendo que están ante una persona mínimamente preparada para comprenderles. Algo que suele ocurrir salvo cuando se cruzan con un fenómeno Dunning-Kruger. Notaréis entonces una gran perturbación en la Fuerza, "como si de pronto millones de voces gritasen de terror". Es como un encuentro entre un lord Sith y un caballero Jedi. El Reverso Oscuro de la Fuerza es la ira, el temor, la agresión; "de la Fuerza del lado oscuro son. Fácil fluyen rápidos a unirse en el combate. Si una vez tomas el sendero del lado oscuro para siempre dominará tu destino. Te consumirá, al igual que lo hizo con el aprendiz de Obi-Wan". Como le acontece a un Jedi que es presa de la ira y cae en el Lado Oscuro durante el combate con un sith, la persona con altas capacidades se enreda a discutir en el terreno del "troll" y es conducido a un campo de batalla en el que no sabe manejarse y donde tiene mucho que perder y nada que ganar, porque el reverso oscuro siempre vence en ese tipo de combates cuerpo a cuerpo. Siempre se saltará, consciente o inconscientemente, las reglas del combate dialéctico que su oponente no puede evitar y que limitan las infinitas barbaridades que si que están disponibles para el uso pervertido de un incompetente. La lógica aristotélica es "un arma noble, para tiempos más civilizados".

Nunca uses la esgrima verbal contra quien va armado con un revolver cargado de prejuicios e ignorancia.
También el corredor ágil como un gamo cree que todo el mundo puede seguir sus pasos. Asume que circula a un ritmo "suave", suave para él claro, que desfonda y revienta a la tortuga de turno que intenta ir a su lado, o más bien un paso por detrás, con la lengua fuera y el rostro congestionado. No lo hace por alardear, ni para maltratar a su compañero o compañera de entrenamiento, lo hace porque las sensaciones de los demás son difíciles de comprender siempre, a todo el mundo y en todas las circunstancias y si ellos (o ellas) van a un ritmo muy suave y que, de hecho, les cuesta mantener de puro lento que es, si se les disparan las zancadas hacia delante cada vez que se despistan y le "hacen la goma" a su víctima, no consiguen comprender que para la persona que tienen al lado ese ritmo les lleve a umbrales anaeróbicos en los que van al borde del infarto, sin poder simultáneamente correr, hablar y respirar y, optando por priorizar lo tercero para hacer el running compatible con su mera existencia física como ser vivo.

En lo intelectual que las personas por encima de la media se consideren, habitualmente, por debajo de ella y las personas más incompetentes asuman que están por encima de los demas parece una locura. Es una de las cosas que hacen difícil el mundo. Mirad a vuestro alrededor y quitaos los complejos. Los tienen las personas equivocadas, no quien los necesitaría. Ay, qué bien le iría a una cuanta gente si desarrollase el complejo de inferioridad que necesita y que felices harían a los demás. Cuanto disfrutaríamos todo el mundo de ver como algunas personas extraordinarias se valoraran a si mismas y dejasen de tratarse como si mereciesen las cosas malas que les ocurren.

Las personas competentes asumen que otros tienen conocimientos y capacidades iguales o mejores que los suyos y lo que les cuesta entender es justamente que no les entiendan. Los corredores más rápidos no entienden que el común de los mortales no les podamos seguir, pero lo tienen que aceptar ante la evidencia, como a los más tortugos no nos queda más remedio que aceptar nuestras limitaciones. En lo intelectual igual. Casi todo el mundo asumimos que hay cosas que no entendemos y tenemos que vivir con ello.

Si hoy os toca tratar con idiotas... ¡Que la Fuerza os acompañe!

"Para el bien, la necedad constituye un enemigo más peligroso que la maldad"
Dietrich Bonhoeffer, pastor y teólogo luterano ahorcado por los nazis.

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